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martes, 3 de julio de 2012

Cruzar el Atlántico justo tras nacer, el gran reto de ciertas tortugas marinas

Inmediatamente después de salir de sus nidos bajo tierra en las exuberantes playas del este de Florida, las tortugas marinas de cierto tipo se adentran en el mar e inician por su cuenta una arriesgada migración que las lleva a recorrer toda la cuenca del Atlántico Norte. Las supervivientes de esta migración épica a la postre regresan a las aguas costeras de América del Norte.

La más detallada reconstrucción realizada hasta ahora sobre cómo las tortugas realizan poco después de salir del cascarón su migración transoceánica ha sido presentada recientemente por un equipo de investigación dirigido por Kenneth J. Lohmann, biólogo marino en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos.

Las tortugas jóvenes, que comienzan su migración como diminutas crías de cinco centímetros de largo (dos pulgadas), probablemente logran hacer solas su viaje por mar abierto valiéndose de una combinación de natación estratégica y de dejarse llevar por las corrientes oceánicas favorables. Al nadar sólo en lugares en los que se encuentren en peligro de ser llevadas fuera de curso, y al dejarse llevar por las corrientes marinas que se mueven en la misma dirección en que ellas quieren ir, las tortugas jóvenes pueden recorrer grandes distancias con sus limitadas reservas de energía.

La mayoría de los investigadores ha asumido que, como las corrientes oceánicas en algunos lugares se mueven a una velocidad superior a la que las tortugas jóvenes pueden nadar, las tortugas no pueden controlar sus rutas migratorias. Este estudio muestra lo contrario.

Este descubrimiento puede ser particularmente útil para conocer a fondo los movimientos geográficos de criaturas de importancia comercial, como peces y cangrejos, que tienen larvas que nadan débilmente, como las tortugas recién salidas del cascarón, y que a menudo se asume que se dejan llevar pasivamente por las corrientes. Una mejor comprensión de sus movimientos puede conducir a una mejor gestión de la pesca.

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Cría de tortuga marina. (Foto: Kenneth Lohmann, Department of Biology, University of North Carolina at Chapel Hill)

Por otra parte, la explicación del equipo de Lohmann sobre cómo las tortugas jóvenes nacidas en Florida saben dónde están y hacia qué dirección dirigirse a medida que suman millas en su viaje a través de la cuenca del Atlántico Norte, es que estos animales se guían al menos en parte por un "mapa magnético" heredado.

El campo magnético de la Tierra es ligeramente distinto en áreas geográficas diferentes. El mapa magnético de las tortugas les permite instintivamente usar las diferencias entre estos sectores del campo como marcadores de navegación que les sirven en mar abierto de un modo parecido a como les sirven a los conductores que circulan con sus vehículos por una autopista las señales de tráfico y letreros indicadores. Cada cambio en el campo magnético estimula un cambio en la dirección en la que nada la tortuga, lo cual le permite a ésta guiarse del modo adecuado en cada lugar a lo largo de su ruta migratoria.

El artículo académico que presenta estos resultados resume una década de investigación en la que los científicos investigaron el mapa magnético de las tortugas, valiéndose de experimentos de laboratorio en los que las tortugas jóvenes fueron expuestas a campos magnéticos con las mismas características que los que existen de modo natural a lo largo de la ruta migratoria auténtica. Sorprendentemente, la dirección en la que las tortugas nadaban en el laboratorio en respuesta a varios campos magnéticos coincidía con las direcciones observadas en tortugas cuando nadaban a través de campos magnéticos naturales equivalentes en el océano. Los resultados indican que el cerebro de las tortugas está preparado desde que nacen para navegar por sus rutas migratorias.

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