Ballena atacada por gaviota /Imagen de archivo
La iniciativa, recogida en el "Plan de acción provincial para la minimización de la interacción gaviota-ballena", estará supervisada por el Centro Nacional Patagónico (Cenpat).
El proyecto nace a raíz de las lesiones e infecciones producidas por picotazos de gaviotas en los lomos de estos cetáceos que han supuesto un cambio de comportamiento en estos animales, que han tenido que modificar su movimiento de respiración y han debilitado a los ballenatos.
Hasta el momento las ballenas asomaban la cabeza en la superficie, a continuación el lomo y por último volvían a sumergirse mostrando la cola. A causa del ataque de las gaviotas muchos ejemplares han modificado su comportamiento y ahora sólo asoman la cabeza, por lo que los turistas no pueden disfrutar de la observación de estos animales como antes.
Para controlar la población de estas aves, tiradores experimentados dispararán contra las gaviotas que dañen a las ballenas.
Según indican las autoridades, el crecimiento de esta especie de gaviota se ha disparado, lo que supone una amenaza para uno de los principales atractivos turísticos de la región: el avistamiento de cetáceos en la Península de Valdés.
Esta experiencia piloto ha provocado muchas críticas por parte de los ambientalistas que no ven claro el funcionamiento de este plan y puntualizan que el gobierno sigue viendo los cetáceos como un recurso económico en vez de cómo parte del ecosistema.
Según indican los ambientalistas la iniciativa no solucionará el problema de superpoblación de esta especie, ya que el problema de fondo continuará con la mala gestión de residuos: desechos que acaban en el mar, basureros al aire libre, descartes pesqueros que atraen a las gaviotas, etc.
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