El objetivo principal de Cryosat, cuya órbita pasa por los polos terrestres, es medir el grosor del hielo marino polar y monitorizar sus cambios en Groenlandia y la Antártida.
Pero el altímetro radar de Cryosat no sólo es capaz de detectar variaciones pequeñas en la altura del hielo; también mide el nivel del mar.
La topografía de la superficie del océano se adapta a las elevaciones y depresiones del fondo oceánico, por efecto de la gravedad. En las áreas donde la masa del fondo es mayor, como en las montañas submarinas, la atracción gravitatoria también es mayor, lo que atrae más agua y genera un ligero aumento de la altura de la superficie marina.
Como consecuencia, los instrumentos que miden el nivel de la superficie marina también mapean indirectamente la topografía del suelo oceánico. Esto es especialmente útil en las áreas donde estos mapas aún no han sido realizados.
Pero el altímetro radar de Cryosat mide la gravedad en la superficie marina y da información sobre el relieve del fondo oceánico con una precisión superior: a una escala de cinco a diez kilómetros. Se trata del primer altímetro radar en 15 años capaz de mapear el campo gravitatorio de la superficie marina con una resolución espacial tan alta.
Estudios recientes del Instituto Oceanográfico Scripps, en San Diego (EEUU), demuestran que Cryosat es 1,4 veces más preciso que el satélite estadounidense Geosat, o que ERS-1, de la ESA.
Según sus estimaciones, este rango de precisión mejorado permitirá obtener, tras tres años o más de medidas, mapas topográficos de los suelos oceánicos -la batimetría- de dos a cuatro veces más precisos que los disponibles actualmente.
“Sabemos más sobre la superficie de Venus y Marte que sobre la batimetría de los fondos oceánicos”, ha dicho David Sandwel, del Instituto Oceanográfico Scripps.
“El nuevo mapeado de Cryosat revolucionará nuestra comprensión de la tectónica de los fondos oceánicos, y revelará puede que unos 10.000 volcanes submarinos desconocidos”.
La mayoría de los altímetros radar, como el instalado a bordo de Jason-2 (una misión conjunta de CNES/NASA/Eumetsat/NOAA), sobrevuelan la misma región a intervalos de diez días, para vigilar los cambios asociados a corrientes marinas y a las mareas.
El ciclo orbital de 369 días de Cryosat proporciona un denso mapeado de la superficie oceánica global. Los pases están separados entre sí unos cuatro kilómetros. Para reducir el ruido en los datos provocado por las corrientes y las mareas se promedian las mediciones de Cryosat a lo largo de tres o cuatro años. (Fuente: ESA)
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