Un equipo de científicos ha dirigido su atención hacia uno
de los animales más sencillos, la esponja, para buscar indicios sobre la
evolución del sistema nervioso de animales más complejos, y ha
descubierto que, excepto por la ausencia en las esponjas de un mecanismo
que coordina la expresión de genes que conducen a la formación de
sinapsis neuronales, éstas y los demás animales más complejos podrían no
ser tan distantes evolutivamente después de todo.
Los orígenes del sistema nervioso tal como lo entendemos se remontan al período evolutivo en el que prácticamente todo el resto del reino animal se separó de la rama de un ancestro común compartido con las esponjas, el grupo animal conocido más antiguo que tiene miembros vivos en la actualidad. Debió ocurrir algo que impulsó la evolución del sistema nervioso, un sistema compartido por criaturas tan simples como la hidra y tan complejas como el Ser Humano.
Una secuenciación anterior del genoma de la Amphimedon queenslandica, una esponja que vive en la Gran Barrera de Coral de Australia, mostró que dicho genoma contiene los mismos genes que conducen a la formación de sinapsis, el componente característico y altamente especializado del sistema nervioso que trasmite señales químicas y eléctricas entre las células.
Esta vez, el equipo de Kenneth Kosik, Danielle Bassett, Cecilia Conaco, Hongjun Zhou y Mary Luz Arcila, todos de la Universidad de California en Santa Bárbara, analizó de la esponja su ARN (ácido ribonucleico), una macromolécula que controla la expresión de genes. El equipo monitorizó la actividad de los genes que codifican para proteínas sinápticas, a través de las diferentes etapas del desarrollo de la esponja.
Los
investigadores encontraron muchos de esos genes activándose o
desactivándose, como si estuvieran haciendo algo. Estos mismos genes en
otros animales son expresados al unísono, lo cual sugiere la existencia
de una actividad coordinada para crear una sinapsis; en comparación, sin
embargo, los de las esponjas no estaban coordinados.Los orígenes del sistema nervioso tal como lo entendemos se remontan al período evolutivo en el que prácticamente todo el resto del reino animal se separó de la rama de un ancestro común compartido con las esponjas, el grupo animal conocido más antiguo que tiene miembros vivos en la actualidad. Debió ocurrir algo que impulsó la evolución del sistema nervioso, un sistema compartido por criaturas tan simples como la hidra y tan complejas como el Ser Humano.
Una secuenciación anterior del genoma de la Amphimedon queenslandica, una esponja que vive en la Gran Barrera de Coral de Australia, mostró que dicho genoma contiene los mismos genes que conducen a la formación de sinapsis, el componente característico y altamente especializado del sistema nervioso que trasmite señales químicas y eléctricas entre las células.
Esta vez, el equipo de Kenneth Kosik, Danielle Bassett, Cecilia Conaco, Hongjun Zhou y Mary Luz Arcila, todos de la Universidad de California en Santa Bárbara, analizó de la esponja su ARN (ácido ribonucleico), una macromolécula que controla la expresión de genes. El equipo monitorizó la actividad de los genes que codifican para proteínas sinápticas, a través de las diferentes etapas del desarrollo de la esponja.
La esponja estudiada. (Foto: UCSB)
Era como si la red de genes que codifican para proteínas sinápticas aún no hubiera sido interconectada. Kosik argumenta que el paso crítico en la evolución del sistema nervioso tal como lo entendemos no fue la aparición de un gen capaz de conducir a la formación de una sinapsis, sino la regulación de genes preexistentes de tal modo que se lograse una coordinación que les permitiera expresarse simultáneamente, un mecanismo que se propagó por el reino animal.
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