Los científicos no tienen demasiada idea sobre los aspectos generales
de las formas de vida de las profundidades océanicas. Sucede que cada
vez que sacan a la superficie una de estas criaturas, los cambios de
presión terminan por matarlas. Casi todo lo que sabemos de los calamares
gigante (que se encuentran en abundancia frente a las costas de Asturias) es gracias a las necropsias. Si te topas con uno de estos krakens vivo en superficie, lo más probable es que esté agonizando.
Y claro, esto es una lata… que digo yo que si andamos con
dificultades para mantener vivas a especies de nuestro propio planeta,
como para creer a esos iluminados que sostienen que en el área 51 el
ejército USA tiene criaderos de “grises” que sobrevivieron al accidente
de Rosswell.
Pero volvamos al problema de los biólogos, no al de los psicólogos.
¿Se puede crear un acuario que mantenga vivo a un crustáceo de las
profundidades oceánicas? Para lograr algo así hay que crear una “pecera”
que reproduzca las enormes presiones a las que se ven sometidas estas
criaturas, y por lo que puedo leer esto último ya está en vía de
solución.
En efecto, biólogos de la parisina Universidad Pierre y Marie Curie,
trabajando en colaboración al Instituto de Investigación Francés de la
Explotación del Mar, acaban de crear el AbyssBox. Un
habitáculo diseñado para sostener y nutrir a los residentes abisales en
su interior por largo tiempo. Todo un logro teniendo en cuenta que hay
que cambiar el agua regularmente sin que la caja pierda la presión de 18
megapascales (180 bar), que es la que los peces encontrarían a una
profundidad de 1.800 metros.
Pero bueno, este es el primer paso hacia el objetivo. Tal vez en el futuro podamos recrear en nuestros laboratorios los paisajes – casi alienígenas – de fumarolas típicas de los afloramientos termales del abismo, con sus poblaciones de crustáceos albinos incluidas.
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